lunes, 26 de noviembre de 2007
Ahora estaba leyendo en un periodico impreso de El Salvador, lo que le sucedio a un hombre en un penal por el simple hecho de tener un familiar fiscal.
Voy a redactar mas o menos lo que dice en el periodico y le voy poniendo negritas a lo mas importante:
Está detenido en el Hospital Rosales de El Salvador desde que sufrió la agresión por tener un hermano fiscal y por informar de ilícitos en la cárcel.
El 16 de septiembre, “Charly”(Nombre por seguridad) llegó al penal La Esperanza, mejor conocido como Mariona. “Cuando yo entré nadie me preguntó nada, que si era pandillero, que si era hermano de alguien. Me llevaron al sector de los nuevos.”
Al segundo día, un antiguo conocido de “Charly” lo interrogó:
—¿Qué pasó con tu hermano que era fiscal? ¿No te puede ayudar?
—¡Callate! A él tengo años de no verlo.
El amigo de “Charly” le ofreció ayuda con un abogado y le pidió el teléfono de su casa. A la mañana siguiente, dos reos lo sorprendieron exigiéndole $20 “por ser hermano de un fiscal”. Las autoridades penitenciarias aseguran haber tratado de localizar a ese fiscal sin éxito.
“Charly” no pagó la extorsión, y como castigo recibió golpes que lo llevaron a la clínica. Fue la primera vez que pidió traslado porque comenzaba a sentir peligro. “El cabo Cerén fue el que recibió la denuncia y él me dijo que mientras averiguaba quién era mi hermano que les hiciera un favor: que delatara si veía cosas ilícitas, drogas, teléfonos, dinero. ‘Eso te va a dar puntos’, me dijo”. (La expresion "te va a dar puntos" significa "te va a beneficiar").
Era 26 de septiembre. “Charly” asegura que, ese día y otra vez más, dibujó para los custodios dos mapas que ubicaban el escondite de celulares con los que extorsionaban a su familia.
Centros Penales niega tener informantes, una práctica prohibida en las cárceles salvadoreñas por una convención de Naciones Unidas, de 1957. “Además, por el poco tiempo recluido, no podía saber tantas cosas”, dice la institución.
Días después, este reo, de 26 años, recibió nuevas amenazas de pandilleros, lo que denunció ante un empleado penitenciario, “un licenciado de la oficina ocupacional”. “Lo que me dijo es que siguiera delatando lo que viera”. El traslado nunca llegó.
Pronto se cumplió el mes de reclusión. Era 15 de octubre. “Charly” caminaba por el pasillo, dos hombres lo abordaron, y lo condujeron al sector 3, celda 28 alta. “Uno era bien chino, como de 26 años, y otro chele, como de 24. Otro me interrogó y me preguntó en qué subregional estaba mi hermano. Yo no dije nada y comenzaron a pegarme.”
“Charly” dice que lo ataron de manos y lo violaron. Convulsionó. Dos horas después, “Charly” despertó y fue a la clínica y se fijó que le habían tatuado en su brazo derecho las letras “FGR”, de la Fiscalía General de la República.
El dolor lo llevó al Hospital Rosales donde un examen reveló que tenía una botella de vidrio alojada en el intestino. Se lo habían introducido.
“No quiero regresar a Mariona porque me van a matar. Me van operan de la vesícula mañana o pasado y después tengo que ir de regreso al penal. Si me van a matar, al menos que las autoridades sepan lo que pasa ahí adentro”, dice “Charly, quien también tiene su audiencia preliminar la otra semana.
Voy a redactar mas o menos lo que dice en el periodico y le voy poniendo negritas a lo mas importante:
Está detenido en el Hospital Rosales de El Salvador desde que sufrió la agresión por tener un hermano fiscal y por informar de ilícitos en la cárcel.
El 16 de septiembre, “Charly”(Nombre por seguridad) llegó al penal La Esperanza, mejor conocido como Mariona. “Cuando yo entré nadie me preguntó nada, que si era pandillero, que si era hermano de alguien. Me llevaron al sector de los nuevos.”
Al segundo día, un antiguo conocido de “Charly” lo interrogó:
—¿Qué pasó con tu hermano que era fiscal? ¿No te puede ayudar?
—¡Callate! A él tengo años de no verlo.
El amigo de “Charly” le ofreció ayuda con un abogado y le pidió el teléfono de su casa. A la mañana siguiente, dos reos lo sorprendieron exigiéndole $20 “por ser hermano de un fiscal”. Las autoridades penitenciarias aseguran haber tratado de localizar a ese fiscal sin éxito.
“Charly” no pagó la extorsión, y como castigo recibió golpes que lo llevaron a la clínica. Fue la primera vez que pidió traslado porque comenzaba a sentir peligro. “El cabo Cerén fue el que recibió la denuncia y él me dijo que mientras averiguaba quién era mi hermano que les hiciera un favor: que delatara si veía cosas ilícitas, drogas, teléfonos, dinero. ‘Eso te va a dar puntos’, me dijo”. (La expresion "te va a dar puntos" significa "te va a beneficiar").
Era 26 de septiembre. “Charly” asegura que, ese día y otra vez más, dibujó para los custodios dos mapas que ubicaban el escondite de celulares con los que extorsionaban a su familia.
Centros Penales niega tener informantes, una práctica prohibida en las cárceles salvadoreñas por una convención de Naciones Unidas, de 1957. “Además, por el poco tiempo recluido, no podía saber tantas cosas”, dice la institución.
Días después, este reo, de 26 años, recibió nuevas amenazas de pandilleros, lo que denunció ante un empleado penitenciario, “un licenciado de la oficina ocupacional”. “Lo que me dijo es que siguiera delatando lo que viera”. El traslado nunca llegó.
Pronto se cumplió el mes de reclusión. Era 15 de octubre. “Charly” caminaba por el pasillo, dos hombres lo abordaron, y lo condujeron al sector 3, celda 28 alta. “Uno era bien chino, como de 26 años, y otro chele, como de 24. Otro me interrogó y me preguntó en qué subregional estaba mi hermano. Yo no dije nada y comenzaron a pegarme.”
“Charly” dice que lo ataron de manos y lo violaron. Convulsionó. Dos horas después, “Charly” despertó y fue a la clínica y se fijó que le habían tatuado en su brazo derecho las letras “FGR”, de la Fiscalía General de la República.
El dolor lo llevó al Hospital Rosales donde un examen reveló que tenía una botella de vidrio alojada en el intestino. Se lo habían introducido.
“No quiero regresar a Mariona porque me van a matar. Me van operan de la vesícula mañana o pasado y después tengo que ir de regreso al penal. Si me van a matar, al menos que las autoridades sepan lo que pasa ahí adentro”, dice “Charly, quien también tiene su audiencia preliminar la otra semana.
***
Es increible hasta donde estamos llegando en las carceles... será tan terrible caer preso que llega un momento en el que pierdes todo el sentido humano?
Será que llega un momento en el que estando preso en lugar de mejorar... pierdes todos los escrupulos?
Será que en lugar de mejorar... empeoras?
Saludos
El gordo
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